Yo vide al mojan

Cuenta la leyenda del pueblo de Pacho (Cundinamarca) que en los cerros de la vecina hacienda de Patasía vive un Mohán encantado, que en ocasiones de grandes crecientes del río y las quebradas sale de sus guaridas subterráneas y baja arreando sus tesoros, como el pastor las ovejas, para sepultarlos de nuevo en otro sitio de la montaña, donde siguen desconocidos de los hombres.

A este Mohán la vido un viejo arrendatario de la hacienda, de cuyos labios hemos copiado con toda fidelidad la siguiente narración:

“Pues yo soy Juan Esteban Triana, nacido y criado aquí. Tengo sesenta y tres años, porque tenía catorce cuando entró la guerra grande.

Un día sábado hubo un encierro en todo el pueblo, que ¡santo Dios bendito!, no cabía la gente en los diez cuarteles que había. Todos eran conservadores porque el pueblo de Pacho era muy godo hasta que entró la carretera. Pacho estaba mucho limpio de liberales; pero entró la carretera y se jueron huyendo los conservadores.

Los godos ‘taban acampaos en la casa del general Currea, y otros ‘taban acampaos en el pueblo. Entre el pajonal y la moya hubo un tiroteo que ¡Santo Dios bendito! A los liberales los jueron arrunchando pa’ Paime y pa’l Peñón, y los echaron pa’ el lao de Honda.

En esta hacienda de Patasía habían cuasi quinientos animales, y a todos se los robaron. A los anciano que no servían pa’ servicio, les hacían pagar, lo que llamaban pasaporte o salvoconducto. A mi papá señor le sacaron una cota melitar de veinticinco pesos de ocho riales, que ‘hora tendrá que ser pu áhi ochenta pesos, pues en ese tiempo el dinero era mejor.

En Pacho se levantaron el coronel Garavito, el dijunto Neponuceno Moreno y el dijunto Alejandro Bustos.

Cuando antes de la guerra, en el siglo pasao, mis papaes señores tenían una finquita de tierra arriba del Traga-arépas. Mi papá señor la tomó cuando la virgüela del año cuarenta. Mi papá señor era hijo del dijunto Pedro Sánchez y la dijunta Columna Ramírez. Se llamaba Lucas Sánchez. El dijunto Zamudio, padre de don Eustaquio era colindante con la finca. En este puesto, que es actualmente de Tulio Roldán, soy nacido y criao.

Yo iba un día pa’ un terrenito que tenían mis papaes señores en la montaña; llevaba un morralito; cuando vide al Moján, recostao en un tronco, y hasta su bordón tenía en la mano. (Esto va haciendo como unos cincuenta y seis años, porque cuando eso, tuavía no me ponían en la escuela). Le contesté, pero no dijo nada. Yo le dije: “Caballero, güenos días”; y él apenas me miró. Yo me quedé jue parao tantico, mirándolo. Visto que no me saludó, me jui. El moján tenía que ser algún indio encantador, que vivía en el cerro, pues di otra parte no pudo salir (¿di ‘ónde iba a salir?). Ese indio no se había dao a la conquista, y con otros no se quería cristianar Entonces Dios l os castigó y los encantó a los cerros.
Trabajaban mucho el oro. Esos tesoros están en los centros de la peña. Junto al cerro hay un güeco como un jondo y allá entra el río de p’ arriba.

Un día, cuando me madrugaba mi papá señor a levantar, esclarecido el día, pegó como un trueno y echó a lloviznar. Entonces mi papá señor dijo: ”Gramó el tesoro”. Y a veces gramaha y jumiaba. Y eso quiere decir que tiene qui haber dinero.

Y eso tuavía dura: se siente el gramido del cerro y jumea; pero naide ha sacao el tesoro porque no hay quien le meta plata a eso. Cuando yo tuve los perros seguidores, ellos perseguían a los chimbilás y a las carmas, y se metían por los joyos de los tesoros.

En las borrascas, cuando los mojanes se remudan de un puesto par a otro, baja el tesoro por las quebradas, con un sonistraje como el órgano de Chiquinquirá, y se coloca a las peñas. El Moján viene arriando el tesoro como un hacendao con sus reses adelante. Entonces el tesoro se entierra en las peñas, y allí se meten los mojanes, y áhi tienen que vivir porque tienen el permiso de Nuestro Señor… ¡Y eso qué!: áhi naide los encuentra. En las quebradas naide puede atajar el tesoro porque viene con tanta juerza que voltea hasta los puentes de calicantro. Yo he óido bajar apenas tres tesoros, y eso que soy raizal d’ esta tierra”.

 

Código: CLTC 321N

Año de recolección: 1951

Departamento: Cundinamarca

Municipio: Pacho

Tipo de obra narrativa: Leyenda

Informante:  Un viejo arrendatario de la hacienda Patasía, en Pacho

Edad informante:

Recolector: José Vargas Tamayo

Fuente: Artículo de revista

Título de la publicación: Yo vide al mojan

Año de publicación: 1951