La huaca del padre Yepes

Hace 25 años, en una hacienda llamada “EL HOSPITAL”, uno de sus mayordomos vivió la más extraordinaria experiencia de su vida. La hacienda, años atrás perteneció al padre Yepes, quien tuvo el suficiente cuidado de dotarla de todas las comodidades habidas y por haber y de acumular grandes riquezas. Sin embargo, ni él, ni sus parientes —porque no los tuvo— lograron gozar de estas venturas. Decidió, entonces y antes de morir, enterrar todas sus pertenencias en tres lugares diferentes. Con el correr del tiempo y después de pasar por varias manos, esta hacienda fue comprada por unos pastusos. Fue durante esta época que sucedió lo que habría de suceder. Aquella noche, fue diferente a tantas otras en la finca; los perros alborotaron más que de costumbre; las gallinas, cacareando, saltaban del gallinero en el troje; ruidos extraños por todas partes. El mayordomo con los pelos de punta se hizo al valor necesario para salir a averiguar lo que pasaba. Bajo de un árbol de capulí vio a un sacerdote con sus ornamentos —de la cintura a los pies blanco y de la cintura a la cabeza negro— llamándole con señas; pero tal fue el miedo que le produjo esta aparición que sin resistirla se desmayó. A raíz de ésto, cuenta que en sueños, el sacerdote le mostró una “huaca”, la entrada cubierta por piedras planas, seguida de dos hileras de adobe, una capa de piedra pequeña y al final tres olletas de morrocotas. El padre tuvo buen cuidado de advertirle que de sacarla fuera solo, a las doce de la noche en punto; que llevara aguardiente y tabaco; y que oyera lo que oyera o sintiese lo que sintiese, no debería alzar a ver, porque de hacerlo moriría.

El mayordomo contó a su mujer de lo acontecido a raíz de que lo encontraron desmayado al pie del capulí y entre los dos convinieron en sacar la huaca pero acompañados de un compadre, para que les ayudara a cavar. Así decidido se dirigieron un día al lugar. Encontraron la capa de piedra plana tal como la había visto en sueños el mayordomo, continuaron hasta llegar al adobe, pero en este instante el mayordomo recibió tremendo fuetazo que lo desmayó. El compadre corrió a la casa a traer velas para poder sacar a su amigo. Cuando el mayordomo despertó contó que viendo el padre la desobediencia y la ambición del compadre, resolvió no dejar sacar la huaca y que, por otra parte, faltaba muy poco tiempo para que la huaca se condenara y así nadie pudiera sacarla.

Poco tiempo después, el mayordomo cambió de trabajo y no regresó jamás a la hacienda “EL HOSPITAL”. Unos cuantos vecinos que conocieron de lo sucedido contaron la historia a los nuevos dueños. Estos hicieron muchos intentos por encontrarla, pero todo fue en vano, la huaca se condenó.

 

Código: CLTC 604N

Año de recolección: 1985

Departamento: Nariño

Municipio: Cumbal

Tipo de obra narrativa: Leyenda

Informante:  Relato recogido de varias personas de avanzada edad, oriundas de Cumbal

Edad informante:

Recolector: Julio Ernesto Salas Viteri

Fuente: Libro

Título de la publicación: Cuento popular andino. Colombia

Año de publicación: 1985