Un día los animales tuvieron necesidad de enviar una carta muy importante al rey, que estaba lejos. Los congregados, después de muchas deliberaciones, se pusieron a buscar el individuo que, con el cuidado debido, rapidez y buenos deseos, llevara el documento sin dejarlo mojar, ya que eran tiempos de invierno y los ríos estaban muy crecidos.
Para viaje tan largo, se pensó en diversos chasquis (correos, mensajeros): en Gallina, porque volaba; en Pato, porque nadaba bien; en Tigre, porque podía correr y matar; en Culebra, porque caminaba sin sentirse; en Murciélago, porque podía andar de noche. También se recordó al Águila, que cruza de un brinco los mares; en Cazón (tiburón pequeño), por lo joven; en Babilla.
Los escogidos se excusaron. Tigre dijo que estaba pajareando (espantando a los pájaros de los cultivos); Águila, que montaba un trapiche; Gallina, que tenía un hijo enfermo con pepita (cierta enfermedad de las gallinas); Culebra, que estaba montando un ñampó (trampa para cazar animales pequeños) para procurarse carne fresca; Babilla, que hacía unas trincheras y unos copones (tejido de malla en forma de copa para la pesca) para pescar en la subienda; Cazón, que estaba enfermo con cangrina (tétano), y Murciélago, que armaba una marimba.
Ante tantas negativas, dijo Diostedé:
-Yo de ir sería en marzo, después de la fiesta de San José, cuando haya acabado de poner unos volantines (volatines, trampa para cazar animales grandes) en mi sementera, para coger al pícaro de Conejo, que me roba diariamente. Para ese tiempo mi intervención ya no sirve, porque el asunto es de urgencia…
-Déjese, la chistería, tío Paletón. Usted está muy viejo para no ser serio. No hable masiega (tonterías), que eso es malo. No se olvide que conmigo es tumbando y capando, como dicen. Si usted no va, debe ser por otra cosa. Como andan diciendo…
-No hablen bobadas, que el asunto de hoy es de raca y pa (de importancia), arguyó Piojo. Ahora no queremos pleito, sino un tipo capaz de hacer lo que necesitamos. Para averiguar bochinches, sobra tiempo.
Guatín, que permanecía callado, indicó:
-Ustedes conocen mi buena voluntad. Nunca me he negado para nada. Pero en esta ocasión no puedo salir por estar llamado a pagar el servicio militar que, como comprenden, es un deber de patriotas. Pero si me permiten, les doy el candidato…
-¿Cuál? Dijo Rana.
-Pues, tío Perro. Él es el preciso. Puede correr, sabe nadar, no tiene bofes para subir y bajar montes. Además, conoce bien a los que esperan nuestra carta, y es tan zalamero con los hombres…
Perro salió con la carta. Al llegar a un río, se dijo:
-El papel no debe mojarse. Pero si me lo meto a la boca, se humedece con la saliva; si me la llevo a la nariz, me ahogaría; si me la pongo sobre los ojos, no me dejaría ver adelante; si en la cabeza, el viento puede tumbarla en la corriente; si me la empujo en las orejas, no podré oír el ruido de los bojeos (charco oscuro y peligroso en el Atrato) que tengo que cruzar; entre las piernas o en los sobacos no me dejaría bracear con la agilidad que se requiere…
Ante estas disyuntivas, Perro optó por meterse la carta en el bolsillo de atrás. De esta manera pudo llegar con ella seca y en buen estado al país de los animales…
Código: CLTC 431N
Año de recolección: 1960
Departamento: Chocó
Municipio: Bagadó
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante:
Edad informante:
Recolector: Rogerio Velásquez M.
Fuente: Artículo de revista
Título de la publicación: Leyendas y cuentos de la raza negra
Año de publicación: 1960