Este era un hombre casado con su mujé, tuvieron viviendo, tuvieron viviendo, eran pobres en todo, menos en la gracia de Dios. Todos los días pasaban trabajos, iban donde el compadre que les diera la lavacita (sobra). Un buen día dijo Marino, que era el marido: ¿nosotros así como estamos, es que vamos a pasar Semana Santa? ¿No vamos a comer? ¡Nos vamos a morir de hambre! La mujé contestó: yo estoy amañada en mi pobreza, pue. Eche la mocha (canoa rota en la proa), lleve la olla y el agua. Eso voy a hacer mujé.
Días van, días vienen, días van, días vienen, hasta que un día, se jue. Ya venía la Semana Santa cuando se dijo, Domingo de Ramo. ¡Nosotros aquí nos vamos a morir! Jue a donde el compadre: ay compadre, ¿qué nos va a dar pa’ nosotros pasar la fiesta? Compadre, yo no tengo nada que da, porque lo que tengo aquí es pa’ comer mi mujé, mis hijos y yo. Así que yo no puedo darle, sino después que cocinen, le den el desperdicio mañana, a ver qué quedó pa’ darle. Por la noche se puso a llorar su pobreza, a pedir que Dios le diera la limosna pa’ no rogarle al compadre.
Al otro día, a las cinco de la mañana, deschaspisó (deshilachó) su estopa, prendió su brasero, lo echó a la mocha, cogió su atarraya, el cabo y se jue. Va saliendo a la bocana, estaba ese mar inmenso, bien limpio, despejado. ¿Qué es lo que voy a hacer, Señor? Voy a echar mi boya en esta bocana pa’ que mi Dios se acuerde de mí, porque mañana es Lunes Santo y no tengo nada qué comer. ¡Ay esta pobreza que tengo! Atravesó el canalete en el potro (canoa pequeña) y se sentó. Cogió la atarraya, la abrió al lado del estero y la tiró, no cogió nada, nada, ni un camarón. Se puso a llorar. Ay mi mujé me va a dejar porque yo no le doy comida, y tiene razón, porque mi mujé a pesar de estar amañada con la pobreza, me dijo que si no le daba de comer se iba de mi junta.
Cuando ve que las boyas se las llevan para la mitad, y quedó templado, pensó: ese es un pescado, pero qué hago en esta mocha. Otra vez templaron, decía juera, pa’ dentro la boya, y se vino, se vino, se vino. ¡Ay! Que venga la boya más pa’ cá, pa’ yo cogerla. Cuando llegó al potrillo, pa, la templó, no la podía levantar. ¡Ay! Yo me voy a tener que irme yendo pa’ la orilla pa’ que esta boya vaya llegando a lo seco, pa’ yo poderla levantar. Y la jue cogiendo con la mano y la otra cogía la boya, y se jue yendo pa’ la orilla, y se jue yendo pa’ la orilla, y se jue yendo, hasta que por fin cogió un tulicio (caimán pequeño) grandote; un tulicio, nadaba entre aguado y lo miraba a los ojos y él con ganas de meterle el machetazo. Cuando él que levanta el machete pa’ darle en la cabeza, y el tullicio le dice: ay no me matés, no me matés, dejame vivo, subime a la canoa. Así es que ahí mismo. Y, ¿cómo te subo si no puedo con vos? Yo voy a brincá. Jaló el anzuelo pa’ arriba y brincó el tulicio. Le dice: ve, ve, yo no soy tulicio, no soy pecao, soy alma, como vo, Jesucristo me mandó porque tu mujé y vos han lidiado mucho la pobreza con amor a Dios, así es que me voy ahora, pero vengo el Viernes Santo. Aquí te guardo la limosna que andás buscando, sí señor.
Cuando llegó donde la mujé, esta le dice: ay marido, ¿vo venís es vacío? Sin nada que comé, ¿no conseguiste ni un camarón? No conseguí nada, pero mañana, el Viernes Santo, sí traigo la comida pa’ que comamos. Ve, ve, si vo nos traés comida pa’ Viernes Santo y Domingo de Pascua, yo me voy de aquí, no vengo nunca ma pa’ tu casa.
Ya el hombre estaba contento porque le había hablado el tulicio; así jue, el Viernes Santo de mañanita. ¿Vo qué vas a hacer día de Semana Santa? Porque mi Dios no es como nosotros; ese día no me dio, pueda que hoy me dé. Pero él estaba sabiendo lo que había hablado con el tulicio. Se jue, boga que boga, boga que boga, boga que boga, sale a la bocana, ve una playa al lado de acá y dijo: ¿esta playa? ¿Desde cuándo esta playa? Porque aquí no hay playa. Y se jue viendo la costa pa’ el lado de la playa, se jue yendo. Al llegar encontró una mesa con chontaduro, carne, plátano, piacuil (ostra), ostión, camarón, calamar, todo eso. ¿Esto de quién será? ¿Es que hay gente que va a comé aquí? Cuando en eso piensa: yo me voy, y siquiera pasaran y me dieran cualquier cosa qué comé, que no he desayunado. Va pasando cuando le dice: vení, esto es tuyo, arrecójalo, échelo en el canasto que iba a echar el pecao y se lo lleva pa’ su casa, y el tulicio que lo esperés aquí.
El hombre se moría de la alegría. Ay, yo quiero agradecerle al tulicio, si él ya viene lo espero. Cuando llegó el tullicio le dijo: ve, ve, yo no soy tulicio, yo soy un ángel del cielo que mandó Jesús porque vos has lidiado esa pobreza con mucho amor, no has pensado robá, matá, no has pensado nada. Me mandó Jesús del cielo, que te viniera a dar esa limosna y que cuando te murieras tenías las puertas del cielo abiertas esperándote. ¿Quiere decir que ya me voy a morir? No, todavía no te vas a morir, sino que yo te estoy es diciendo lo que Jesucristo me dijo. Y abrió la mano, allí tenía una bolsa de puras monedas de plata.
Llegó a su casa: mujé, mujé. Qué jue. Venga, venga ayúdeme a saltar (salir del río) que venimos con las limosnas. ¿Vo qué es que traés ahí? Cójalo con las dos manos, vea, esta es la limosna que Jesucristo nos mandó. Mija, estese aquí, comamos de todo lo que hay, y esto pa’ que compremos ropita. Señora, ¿vo te vas a ir o no te vas a ir? No me voy a ir, no. Si fuera pa’ irme ya me había ido, pero sí pensé irme de aquí, porque vo no me dabas nada. Fue el hombre más justo que hubo en la vida, él creía en Dios y cuando le sucedió, más y más siguió creyendo en Jesucristo.
La mujé salió en embarazo y tuvo un hijo; le dijo: mijo, yo soy hijo de Dios y nieto de María. Cuando crezca le aconsejaba: no vaya a creer en embolate de mujé y nada, sino que cásese. Si le gusta una muchacha se casa, porque aquí no me va a salir con cosas, porque usted es hijo de Dios y nieto de María. El hombre estuvo con su mujé en su casa y su hijo gozando de cabal salud y la limosna que Dios le dio, y hasta el tiempo que tuvieron gozando su riqueza. Acabando, acabando, se acabó mi cuento, sea mentira sea verdad, que se abra la tierra y se vuelva a cerrá.
Código: CLTC 567N
Año de recolección: 2010
Departamento: Cauca
Municipio: Guapi
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante: Diomedes Portocarrero
Edad informante: 80
Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González
Fuente: Libro
Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana
Año de publicación: 2010
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