Era que antiguamente cuando existían los reinos, o sea mandaban los reyes, había un rey que era, o sea en el reino que tenía él, en esa época habían nacido muchísimos varoncitos y entonces dijo el rey: “¿Pero qué hago con tantos varones y tan poquitas mujeres?”. Entonces sacó un edicto informando a toda la comunidad o a los jóvenes que todos los jóvenes mayores de edad podían componer una adivinanza y llevársela al rey que si él adivinaba entonces los pasaba a la horca, y que si no la adivinaba le dejaba a una de las hijas para que se casara o sea lo hacía el yerno. Y los jóvenes, pues ellos por ambición de ser yernos del rey, muchos compusieron sus adivinanzas y llegaron al palacio y el rey tenía adivinos y toa esa vaina para que le ayudaran para así poderse deshacer de varios jóvenes, que no quedaran muchos, entonces había una familia que tenía tres hijos, eran dos avispados y un bobito, un bobo, entonces resulta que el mayor como era el más avispado compuso una adivinanza y se fue paonde el rey, el rey se la adivinó. Pasaron los días y como no llegó a la casa entonces se fue el segundo hermano que a ver qué había sido del hermano y que también de pronto podía que no le adivinaran su adivinanza, y pasó lo mismo: el rey le adivinó y ta: lo pasaron a la horca.
A lo último se fue el bobito, le dijo a la mamá: “Mamacita, prepáreme por ahí algo de llevar para mi fiambre, y me voy a ver paonde el rey y antes a saber qué fue de mis hermanos”. Y la mamá dijo: “No pero, es el bobito y pa que vaya onde el rey y todo eso, eso no, eso apenas lo vean lo matan”. Entonces la viejita dijo: “Más bien que se muera por el camino”. Y la viejita le preparó una torta y en la torta le echó veneno que para que a lo que el bobito comiera se muriera más bien por el camino. Resulta que el bobito tenía una mascotica, una perrita que lo acompañaba a todas partes, y la perrita la llamaba por nombre Panza.
Se fue el bobito con su mochila terciada donde llevaba su fiambre, y la perrita a la pata, le tocaba caminar harto, le tocaba cruzar por un desierto, por una montaña, por un bosque, cruzar por un río caudaloso. Bueno, ya habían caminado harto cuando sintió hambre, se sentó debajo de una mata y sacó la torta, la torta la mamá se la había envuelto en harto periódico, nosotros sabemos que el periódico es llenitico de palabras, se lo envolvió en harto periódico, y entonces el bobito sacó la torta partió un pedacito y se lo fue a echar a la boca y la perra le pegó el zarpazo y no le dejó el bocado, partió otro bocado y lo mismo la perra se lo quitó, y así fue que acabaron la torta y el bobito no probó bocado. Y la perrita después de haber acabado se murió, ahí quedó muerta la perrita. Entonces él se hizo a la sombra de una mata, miró cruzar unos samuros, entonces los samuros sintieron la perrita muerta y ahí mismo cayeron, tres, tres zamuros y el bobito allá escondido para no hacer ruido pa que los chulos se comieran la perrita. Como la perrita taba envenenada los tres chulos se murieron. El bobito llegó y cogió los tres chulos, los peló, los echó en la maletera y siguió su camino.
Le tocaba cruzar por una selva, en esa selva salía un grupo de guerrilleros a atracar a los que cruzaban, y cuando iba cruzando el bobito preciso salió el grupo de guerrilleros y lo atracaron, entonces le dijeron: “Danos los que llevas ahí”, y dijo: “No pero si yo no llevo sino tres gallinitas que me dio mi mamá para mi avío”. Y el grupo de hombres era cien, eran cien hombres, y ahí mismo se la quitaron y aunque fue de a tricitico, todos cien comieron de las tres gallinitas y todos cien se murieron. Entonces el bobito cogió una escopeta –porque en ese tiempo qué rifles– de las que llevaban ellos y se la terció y siguió su camino.
Más adelante llegó a un sitio, a un bosque muy hermoso. Y miró a un venadito, un venadito parado y el bobito sacó y le puso la puntería y le disparó pero entonces al que él miró no le hizo nada, no lo mató, pero sí mató al que taba acostadito y él no lo había visto. Bueno, el bobito llegó y le quitó un pedazo de carne al venadito y dijo pero ahora la carne así pura cruda cómo me la como, entonces se acordó de que llevaba harto periódico en la maleta y sacó y lo prendió y en esa llamita asó la carne y se la comió.Bueno, ya satisfecho siguió su camino, llegó a un desierto que no se conseguía agua y él llevaba muchísima sed y miró a un asno que estaba parado allá sombreándose y taba que sudaba. Entonces el bobito llegó y puso la mano así por debajo y con la otra le iba resbalando el sudor e iba tomando. Y ya calmó la sed y siguió su camino.
Más adelante llegó al río y en ese momento que llegó iba bajando un asno muerto y la corriente del agua pues lo llevaba barajustado y encima de él iban siete chulos vivos. Bueno ya dijo, “Ya crucé el río”, y entonces se puso a echar cabeza y compuso todo lo que le pasó en adivinanza.
Llegó a onde el rey, él le dijo: “Bueno, dígame su adivinanza”. Dijo el bobito: “Adivíneme mi rey: Torta mató a Panza, Panza mató a tres, tres mataron a cien, le disparé al que vi y maté al que no vi, comí carne asada con palabras, tomé agua que ni del cielo caía ni de la tierra nacía y un muerto carga a siete vivos a toda carrera”.
¿Quién le adivinaba eso? Nadie le adivinaba. Entonces resulta que el rey dijo, “Pero ¿cómo va a ser?”, entonces el rey no hallaba qué inventarse para que el bobo le dijera cómo era la adivinanza. Mandó formar las hijas ahí, se las presentó al bobito y le dijo: “¿Cuál de ellas prefiere, cuál de ellas le gusta más?”. Y el bobito no tan bobito le gustó mejor la menorcita, la más linda, la que más estimaba al rey. El rey dijo: “Pero cómo va a ser que yo voy a dejar casar mi niña linda con ese bobo”, y se puso a echar cabeza a ver cómo lo hacía, al final le dijo a las hijas –menos a la que el bobo ya le había echado el ojo– les dijo: “Van y se quedan con él, cada noche se queda una y le dan gusto a él en lo que les pida pero a cambio que le diga, cómo es la adivinanza”, porque nadie lo lograba, ni ningún adivino se comprometió a adivinarla. Entonces al final el bobo usó las dos hermanas otras pero entón dijo el rey pero cómo, tocó mandarle a mi chinita esta noche a ver qué. Y a ella sí le dijo cómo era la adivinanza pero entonces él le quitó una prenda de ropa interior y se la escondió. Y ya al otro día la china se levantó toda contenta de que iba a decirle la adivinanza al rey cómo era. Ella no se dio cuenta de que le hacía falta su prenda íntima. Y ya cuando el rey mandó llamar al bobo y le dijo: “Ya te adivino tu adivinanza”. Y claro como ya la china le había dicho cómo era, pero entonces el bobito llevaba su otra adivinanza oculta y allá lo pasaron al patíbulo allá con la soga al cuello. Y el rey mandaba a reunir a todo el pueblo para cuando había un acontecimiento de esos, mandó reunir todo el pueblo y todos estaban ahí a la expectativa de que iban a ahorcar al que lo había puesto en jaque.
Entonces cuando ya dijo que hablara las últimas palabras. Y dijo: “Adivíneme mi rey: Anoche maté una pava, me comí la carne asada, y para señas de eso aquí le traigo las plumas”. Y sacó la ropa y la mostró al público. Entonces toda la gente ahí analizó cómo eran las cosas en las que estaba trabajando el rey, entonces en lugar de ahorcar al bobo, ahorcaron al rey y el bobito se casó con la china y se quedaron felices allá y comieron perdices y yo me tocó venirme porque qué hacía allá.
Código: CLTC 504N
Año de recolección: 2018
Departamento: Boyacá
Municipio: Iza
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante: Carlos Adolfo Preciado
Edad informante: 60
Recolector: Adrián Freja
Fuente: Trabajo de campo sin publicar
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