Inspírame musa mía,
pa’ cantarle con placer,
a aquella que me dio el ser
al rayar la luz del día.1
La madre es el tesoro
más precioso de la vida;
es una Venus dormida
sobre un tálamo de oro,
es la virgen sin desdoro;
es luna que en el azar
riega el néctar al pasar
por los floridos jardines
y es como los carmines
que riega el alba en el mar.2
Madre, quisiera adorarte
porque lo amargo haces dulce
no habrá cantor que no pulse
su lira para cantarte,
y de lauros coronarte
como pintor a su diosa,
y aquestas trova(s) gloriosa(s)
caen por ti en el papel,
como caen al vergel
las alegres mariposas.3
La madre que el regocijo
siente entre cantos de amor,
es la estatua del dolor
cuando se le muere un hijo.
medita ante el crucifijo
y quiere hasta Dios alzarse
y comienza a revorcarse
en el dolor que recibe
que al ver que el hijo no vive
viva quisiera enterrarse.4
Pero hay hijos sin deber
que dejan muerta de hambre
esa rosa de su estambre,
rompió por darnos el ser
pero siempre con placer
inconscientes de su anhelo
la dejan que sobre el suelo
la vil miseria les ladre,
no sabiendo que una madre
merece un trono en el cielo.
Código: CLTC 351N
Año de recolección: 1953
Departamento: Magdalena
Municipio: Manaure
Tipo de obra narrativa: Romance
Informante:
Edad informante:
Recolector: Samuel Jaramillo Henao
Fuente: Artículo de revista
Título de la publicación: El canto popular en el Magdalena
Año de publicación: 1953
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