Los padres del tuco (persona sin extremidades inferiores) fueron a llevarlo al monte porque estaban cansados. No hacía nada, a ellos les tocaba muy duro con ese tuco, comiendo no má. Como no tenía pie, la esposa le dijo al esposo que mejor lo jueran a dejar al monte. El hombre le dijo: bueno mujé, tú como juiste la que pasaste tu dolor y llevaste todo lo del embarazo, si tú lo deseas, por mí no hay problema. Se acomodaron y lo jueron a dejar con su comida a la raíz de un árbol.
También había otro matrimonio que estaba luchando con un ciego. Dele comida a ese ciego, dele comida a ese ciego, hasta que resolvieron lo mismo, lo jueron a dejar a la raíz de un árbol. Cuando se les acabó la comida al tuco y al ciego, este salió a andar sin saber pa’ donde. Así estaba andando y cuando el tuco que estaba sentado en la raíz de un árbol, ve uno como que se mueve.
Dice: eeeeeh. Le pega un grito: ve, parece que hay gente. Y le jue indicando, a la derecha, dele a la derecha, a la izquierda, voltee. Hay un palo, húndase más. Hasta que se jue acercando, se jue acercando. Cuando llegó a donde el tuco, se han abrazado. Le dice el ciego al tuco: ay hijito, tú has sido mi guía porque mi papá con mi mamá me trajieron a un árbol y yo sin vista. He salido a andar y tú me has indicado, por eso nos hemos incontrado. ¡Aaaaaaaay!, hermano a mí me hicieron lo mismo, me trajieron aquí, ya se me acabó la comida y voy a morir, siquiera tú andabas porque tenés pies, tócame. Lo tocó. ¡Ay no tenés pies! Le dice el tuco: nosotros tenemos que resolver algo, vamos a tener que salir andando porque no podemos estar aquí. Dice el ciego: ¿y cómo andamos, vos que no tenés pies?
Ahora hacemos una cosa, vos me montás a la nuca y yo te voy guiando y vos te guiás así mismo. Llegó el tuco y se montó y se han ido. Más allá había un palo y como el que iba en la nuca era el tuco y se podía destucar dice: eeeeeh, hundite más que ahí hay un palo. ¡Eeeeh eeeeh, eso sí! Y seguían y siguieron andando y siguieron andando cuando más allá se incontraron una matamba (bejuco) que se le veía una guasca larga. Mirá, no la podemos dejar, decía el ciego. ¿Y dónde llevamos eso tan pesado? Le contestaba el tuco: yo la llevo aquí encima. Ahí mismo hicieron una rueda y la subieron. Más adelante: ¡cómo te parece que hay un bombo y ése no lo vamos a dejar! No podemos con él. ¿Dónde lo llevamos? Yo lo monto aquí encima. Más adelante incontraron una carabina: ahora sí nos prendimos, mirá la carabina. Y decía el ciego: ¿y dónde? Ya no tenemos dónde. ¡Aaaaaay, hermano, yo tengo espacio pa’ montarla aquí encima! Y todo ese peso iba encima del ciego, y se jueron, se jueron hasta llegar a una casa grande, la casa de un gigante, él estaba en su finca.
Cuando llegó por la noche vio señales de que había alguien allá dentro, entonces él dice: ¡a caine humana me huele! Mis narices no me engañan, si no me los dan por las buenas me los como por las malas. Nosotros somos unos hombres, contestaron ellos. Dice el gigante: gusanillos de la tierra, si en verdad son hombres muéstrenme una de sus barbas. Ya sé, las matambas, las matambas. Mucha barba, mucha barba, mucha barba. Viste, vamos ganando.
Gusanillos de la tierra, si en verdad son seres hombres muéstrenme unas de sus pepas. El bombo, el bombo. Mucha pepa, mucha pepa, mucha pepa. Estás viendo, le decía.
Dice: gusanillos de la tierra, si en verdad son hombre boléenme un grito duro. La carabina, la carabina, la carabina, y pruuuun. Dice el gigante, mucho grito, mucho grito, mucho grito, mucho grito. Llegó a un zanjo que había y paaaaan, cayó por allá, muerto. Ahora sí acabamos con el de la casa y nosotros somos los dueños de ella.
Tenía un río. Vamo a bañarnos. El ciego se metió, pun, pun: me vino mi vista, fíjate que estoy viendo, ve, mis ojos, metete vos. Ahí mismo llegó el tuco, chumbulum: me vinieron mis pies. ¡Aaaaaaay, esta era la casa de nosotros! Se quedaron viviendo en el palacio, y yo le dejé así desde que me vine de Guapi.
Código: CLTC 548N
Año de recolección: 2010
Departamento: Cauca
Municipio: Guapi
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante: Rito Erasmo Cuero
Edad informante: 75
Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González
Fuente: Libro
Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana
Año de publicación: 2010
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