El Tío Venao tenía su mujé y vivía en los arasqueitos (rastrojos) por ahí metido; la mujé le dijo: ¿sabe qué venao? Yo creo que te falta es destermina (decisión). ¿Por qué no se tira la parada (determinación) y se hace un ranchito pa’ que vivamos? Buena idea mujé, pero no es que yo lo haga, sino que lo hagamos. Sí, contestó, yo también ayudo en lo que pueda.

Se fue Tío Venao con un machetico a limpiá el lote, estuvo limpio medio lote. Al otro día fue, ya estaba el lote entero limpio, pensó: ¿dejé medio lote limpio y por qué ahora está todo limpio? Se fue al monte, cortó un horcón y lo colocó. Al otro día había dos horcones; así se fue, así se fue, hasta que la casa estuvo techada y empisada (con piso) pa’ tirarle paré. Siempre haciéndola en esas condiciones, cada uno su mitad, no sabiendo con quién. Hasta que llegó Tío Venao y tran, tran, ubicó unos palos pa’ una pieza. Al día siguiente había otros pa’ otra pieza. Tío Venao se metió a hacer un fogón, al otro día había otro.

Empezaron a cargar los chiros con la mujé. Sí señor, mi Tía Tigra con mi Tío Tigre también cargando los chiros. Ya mi Tío Venao dijo: ay mujé, aquí sucede una cosa, humm, yo no quisiera esta compañía que se nos ha agregado, mi Tío Tigre es muy bandido. Dijo la mujé: así será, pero estamos metidos porque hicimos el ranchito aunque en compañía. ¿Qué más podemos hacer? Tenemos que bregar a disfrutar de él.

Empezó mi Tío Tigre a hablarle a Tío Venao y Tío Venao a Tío Tigre: Sobrino Venao, aquí hay una cosa, usted va a buscar el plátano y yo voy a buscá la presa, porque a usted le queda adecuadamente facilidad pa’ l plátano y a mí más facilidad pa’ buscar la presa. Tío Venao: pues Tío Tigre, lo cierto es que también podíamos ponerla así, una semana busca el plátano y yo la presa, y otra semana busco el plátano y usted la presa. Tío Tigre: trato hecho.

El Tío Venao es miedoso, pero se le ocurrió algo en la cabeza. Se fue a unas plataneras, no era sino agobiar (tumbar) racimo y arrastra, agobiar racimo y arrastra. Por la tarde viene llegando Tío Tigre: uf, uf, uf, oí Sobrino Venao, ¿cómo e? ¿Cómo es qué? ¿Cómo le fue? A mí me fue bien y, ¿a usted? A mi más o menos. Fue subiendo Tío Tigre con un costaliao, bumm, lo tiró. Sobrino Venao, vaya pues al fogón a hacé algo, van destapando un venao. En la semana el Tío Tigre subió seis venaos sobre la casa; no encontraba otro animal sino venao. Tío Venao: carajo, ¿cómo será la semana que me toque a mí? ¿Yo cómo voy a hacer pa’ buscar, pa’ conseguir presa?, pensaba. Pasó esa semana y el venao y la venada no comieron, porque allí había caído el papá, el hermano, el hijo, toda la familia.

Después le tocó al venao. Po’ allá oyó un perro y un pum, pum, pum, y empieza a temblar. Sin embargo, al rato oyó plaamm. Fue el cazador que tiró al animal, y se le escapó. Va llegando más adelante, estaba un tigre herido. Para él había sido el disparo, ajáa y le agarra a patadas, ahora sí pé, pé, pé, pé y lo acaba de matar. Y, ¿cómo voy a hacer pa’ jalarlo? Buscó un bejuco, lo terció, amarró a Tío Tigre y lo jala, y lo jala y lo jala y lo jala. Cuando llegó allá adentrico: adiós Tío Tigre. Adiós Tío Venao. Por favor Tío Tigre venga, ayúeme con este animal que etá grande, yo casi no puedo con él. ¿Jum, mi Sobrino Venao lo encontró? Yo casi ni he podido encontrar plátano. Va bajando Tío Tigre, el papá. Dice Tío Tigre: mujé, el Sobrino Venao, ¿cómo que me va a salir adelante? Esta compañía ya no me está gustando. Lo subieron como pudieron pa’ comer, como también los otros habían comido.

Los seis días de la semana fueron seis tigres que subió, porque cuando los encontraba, estaban abaliados. En esos días inesperados llegó Tío Venao y se acostó: ay mujé estoy más cansao, me tocó peliá hoy con un tigre que me estaba saliendo más adelante que los otros, pero al fin lo dominé, y pam, se tiró patas arriba, bien comido de tigre, raaa, raaa, cuando jum, jum, jum, me dan unas ganas de matá tigre, jum, jum, jum, tengo unas ganas de matá tigre. ¡Sobrina Venaa! ¡Sobrina Venaa! Tío Tigre, ¿qué fue? Dígale a mi Sobrino Venao que se acueste de lado, que está con pesaílla. No, está soñando. Ay no, pero esos sueños son malo sobrina, yo creo que tiene pesaílla.

Y el venao en esa morisqueta (mueca), en esa morisqueta, en esa morisqueta. Tengo ganas de matar tigre, tengo ganas de matar tigre, lo voy a matar. Saltó y, pao, cogió el machetico y cuando tigre vio que venao cogió el machetico. No mujé, vos verés como te defendés, pero yo no estoy en eso. Y bam, bam, bam, bam, bam, bam, bam, fue llegando a un huaico (hueco) y luego la tigra también. Hasta ahí llegó la compañía, entre Tío Tigre y Tío Venao.

 

Código: CLTC 565N

Año de recolección: 2010

Departamento: Nariño

Municipio: Santa Bárbara (Iscuandé)

Tipo de obra narrativa: Cuento

Informante:  Telésforo Viáfara

Edad informante: 85

Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González

Fuente: Libro

Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana

Año de publicación: 2010

 

 

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