Cuando el león era rey de la selva y de la Tierra, oyó que no iba a ser el rey de la Tierra má, que había llegado un elemento llamarse hombre. ¿Cómo hiciera pa’ conocé qué elemento es ese que trae título de rey? Si aquí no puede haber otro rey; yo he sido señalado como rey en la Tierra y como monarca de los bosques. Empezó entre los animales preguntando al uno, al otro: ¿tú conoces el rey, el llamado ser hombre, que viene como rey de la Tierra? El uno, no lo conojco; el otro, no lo conojco; no lo conojco, hasta que llegó donde la zorra.

Sobrina: ¿usted conoce al llamado ser hombre, que viene a la Tierra como rey? No, rey león, yo sí tengo idea, pero prefiero mostrárselo porque ese elemento llamado hombre, es el má peligroso que ha producido la Tierra. Además, se ha hecho aliado del perro y también tiene una cosa larga, ese palo grita y da candela y mete unas espinas muy peligrosas, está bien respaldado, pue. No, Sobrina Zorra, mostrámelo no má, no te dé miedo. Vea Tío León, como rey de la Tierra le voy a mostrar al hombre pero de muy lejos, de mucha distancia, apenas que usted alcance a llegar donde está él, porque yo no voy, no. No importa, que así sea. Vamos pue.

Y arrancaron, paj, paj, paj, paj. Habían caminado por ahí dos horas cuando venía un pelaíto, quizás de nueve años. Carajo, es una figura que yo no había visto, dijo el león: ¿será ese el rey de la Tierra, el llamado ser hombre? Sí, ese va a ser el llamado ser hombre, pero no lo es toavía. Pero, ¿por qué no lo e? Porque es menor de edá, todavía no tiene el título. Se fueron paj, paj, paj, paj, paj. Venía otro con un bordoncito que la cumbamba (quijada) le tocaba la tierra; dijo el león: carajo, hoy sí que estamos viendo cosas raras, ¿ese será el rey, llamado ser hombre? Ese fue, el llamado ser hombre, pero ya no lo es. ¿Por qué no lo es má? Porque ya está muy anciano. Usted sabe que cuando uno llega a anciano ya no tiene la contundencia cuando joven. Así es, dijo el león y se fueron, se fueron, se fueron.

Cuando llegaron, como de aquí a Llano bajo, y como era destampañao, dijo la zorra: vea, Tío León, yo de aquí no voy a pasá. Esa cosa que usted ve allá, como especie de un paraguas, como quien coge un árbol y lo taja, ¿usted lo ve? Sí, dijo el león. Esa es la casa del llamado ser hombre; de manera y juerte que allí vive, pero vaya con mucha cautela porque sus aliados desde lejos lo olfatean. Bueno, Sobrina Zorra, te debo esta muestreda. No, no, no, pa’ la tragedia que usted va a pasá no me debe nara, dijo la zorra y za, za, za, dio la vueltita po’ allá y se arrugó en un palito.

Fue llegando el león, pra, pra, pra, con ese caminao sondiao (pausado, elegante) que se gasta y pra, pra, pra, para. Ve el perro mmirrrrrr mmirrrrrr y el león pra, pra, pra, no para bola; salían los perros se le arrean: guau, guau, guau, guau, y el león bien plantao, no se mosquiaba; ende que el animal o quien sea no se mosquee, él no comete. Y guau, guau, guau, guau, y no se mosquiaba, bien serio ahí. Yo los manejé a ustedes, y los manejo todavía, porque yo soy el rey. El hombre de tanto oír la latición, ve el pedazo de palo, ese que es hueco y da candela, salió y alcanzó a distinguir al león. Aaah, conque vos sos el que venís ahí, ¿no? Me estaba dando cuenta que están noticiando. ¿Quién es el rey de la Tierra? El rey de la Tierra soy yo, no sos vos. Y hoy es que nos vamos a entender de frente. Dijo el león: esato a eso vengo. El hombre dijo: buscame el perro, y cuando dijo así, el perro se le aventó al león, el más agresivo, y booo, lo cogió de las güevitas, y el león jala por aquí, y lo van cogiendo los otros a muela y jala, jala, y pandangón, revolcó y se enderezó. Pero cómo así, ¡carajo! Si yo soy el rey de la Tierra, era el rey de la Tierra. El león se enderezó, dio la vuelta pa’ llá y lo coge el hombre por un muslo y pam; está la zorra muerta de la risa, arriba en un palo. Cuando vio que arrancó en huida, llegó, za, za, za, za.

Y, ¡cómo que me huele a mi Sobrina Zorra! Sí, Tío León, lo estoy esperando, no me he movido. ¿Cómo le fue? ¡Ay!, Sobrina Zorra, esa cosa llamada ser hombre, verdá, trae el título de Rey de la Tierra. Mirá, vengo todo espinado porque salió de ese hueco que tú me dijiste con el cogollo negro, y me flojó una llamarada de candela y un grito en el oído, que casi me mata. Mire, las espinas. Uuuuh Tío León, usted está es muerto, vamos a buscar un curandero inmediatamente porque si no se las saca le cae gusano. Pero, ¿cómo hacemos pa’ un curandero?; y ¿cómo hacemos? Ahí mismo donde la cigüeña. Penetró el pico jalando una por una, y botando las balas, hasta que se las sacó todas colocándolas en una catanga (cesta). Ya el león se sintió mejor. Ahora sí, quedó convencido que el hombre era el rey de la Tierra, y él, monarca del bosque.

 

Código: CLTC 537N

Año de recolección: 2010

Departamento: Valle del Cauca

Municipio: Buenaventura

Tipo de obra narrativa: Cuento

Informante:  Aquino Cundumí

Edad informante: 80

Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González

Fuente: Libro

Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana

Año de publicación: 2010

 

 

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