El pobre del armadillo
estando en su cacagual
y me lo agarran los perros
que lo hacían patiboliar.

Se metió en una cuevita
como pudo el condenao,
y yo ahí mesmo me le fui
y me lo saqué cargao.

Se lo regalé a una vieja
que se lo comiera asao,
como la vieja era probe
de algo le servía un bocao.

La vieja llamó a su viejo
y se pusieron a pensar,
el que hacer con ese gurre
que le acababan de dar.

El viejo de pronto dijo
esto no ta’ de perder:
hagamos unos bollitos
para el domingo vender.

Unos se venden a rial
y los otros a cuartillo,
como no saben que son
unos bollos de armadillo.

Al oir lo que o esperaba
y antecitos de morir,
el armadillo empezó
su cuerpito a repartir:

Dijo que de su cabeza
hicieran una totuma
pa’ que jartara l’agüita
el caballito del cura.

Y dijo que con sus tripitas
hicieran un cocinao,
pa’ que le dieran al juez
y a su amigo el abogao.

Dijo que sus orejitas
las tiraran a los cerros,
pa’ ver por qué no avisaron
por qué lao iban los perros.

Y dijo que sus ojitos
los dejaran al sereno,
pa’ que aprendieran a ver
en vez de tar puai durmiendo.

Y dijo que su lengüita
la dejaran en la escuela,
pa que to’ los escuelantes
su hablaíto le aprendieran.

Dijo que sus naricitas
las golvieran picadillos,
por no haber ventiao a tiempo
la presencia del peligro.

Y dijo que de sus bracitos
hicieran dos güenas vigas,
pa’ ponéselas al puente
de la quebrada de arriba.

Dijo que su corazón,
lo pusieran a secar,
y endespués que lo molieran
y lo tiraran al mar,
pa´ que el agua se llevara
su recuerdo a otro lugar…

Y dijo que su pulmón
se lo tiraran al viento
pa’ que se fuera volando
del armadillo el resuello.

Dijo que con su sangrita
hicieran una morcilla,
y le dieran a to’ el mundo
menos a los diahí arriba.

Tamién dijo que sus manos
se las echaran a arder,
a ver por qué no corrieron
cuando lo iban a coger.

Y dijo que sus uñitas
al escribano las dieran
pa’ que tuiticas sus cartas
con ellas las escribiera.

Las turmitas y el aquel
se las dejó a su mujer,
pa’ que tuviera a la mano
eso que es tan menester.

Y que el cuero e’ su barriga
lo golvieran un tambor
pa’ llamar a tua la gente
el día del juicio mayor.

Que su espinazo cortar,
bueno de carne y sustancia,
se lo dieran pa’ un cuchuco
al primero que pasara.

Dijo que de su colita
hicieran una trompeta,
pa’ que tocaran los indios
la mañanita e’ su fiesta.

Y dijo que su cusquita
servía pa’ muchos enredos,
servía pa’ sembrar el máiz
tamién pa’ guardar los huevos.

Y dijo que sus huesitos
los tiraran al camino
pa’ que tuiticos dijeran:
aquí murió el armadillo.

No murió de tabardillo
ni de dolor de costao,
sino de ese mal de arrugas
que es su mal desesperao.

 

Código: CLTC 632N

Año de recolección: 1983

Departamento: Boyacá

Municipio: Ráquira

Tipo de obra narrativa: Romance

Informante:  Jorge Velosa

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Fuente: Audio

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