Era un señor que vistió un arbolito con unos valiosos billetes y se jue al borde de un camino y empezó a espantar a los pajaritos que no se jueran a sentar ahí. Uuuuh uchi, uchi pajarito, no se vayan a comer mi palo de plata. En eso iban dos amigos y él estaba: uchi, uchi pajaritos no se vayan a comer mi palo de plata. Vieron los billetes y dijeron: oiga pero está bien cargado, acerquémonos.
Oiga señor, qué es lo que usted hace ahí. Aaaaaaay vea, como está la plata ahora no cargó como siempre, es que cuando carga aaaaaaay, es desde el suelo hasta arriba, así que ustedes verán si lo compran. Decía el otro, no compadre, ¿ve eso? ¡Cuánto no vale! Hombre, comprémoslo, compa, comprémoslo. Vea ve, ahora ustedes, esta cosecha que está aquí se desgrana y tiene otra cosecha, esa sí carga. Bueno, ahí mismo compraron el palo de plata por cincuenta mil riales, y se quedaron ellos cuidando ahí, cuidando ahí y pero no carga. Él se lo llevó todo, todo lo que está allí se lo sacó, no les dejó no, el dueño lo sacó. Yo tengo que coger esta cosecha y ahora ustedes quedan esperando la cosecha que viene, porque la que va a venir va a cargar. Esta no cargó, no paró, ni los pájaros se comenzaron a comérsela, así que esa cosecha se pasó.
Espere que cargue, espere, espere, espere, espere, se quedaron esperando que cargue hasta hoy. Llegó el hombre, consiguió una olla el mismo que les había vendido el palo de plata, se jue al borde del camino y cocinó unos plátanos, le echó agua a la olla y los puso ahí en candela y se puso a hervé. Ollita, hervé ahora que vos no sos paradoja, que vos no sos pa’ mañana. Relinchá, relinchadora. Y los tipos se iban acercando. Hervé ollita, hervé ahora que vos no sos paradoja, que vos no sos pa’ mañana. Relinchá, relinchadora. Caramba, uuuuuuh esa olla, y estaba hirviendo. Hervé ollita, hervé ahora que vos no sos paradoja, que vos no sos pa’ mañana. Relinchá, relinchadora. Y ventée. Cuando se acercaron los tipos y le dijieron, ¿usted qué es lo que hace ahí cocinando, y la candela? ¡Ay hermano! Esta cocina sin candela. Ve, le dijo, esta olla usted a donde vaya va cocinando con ella sin candela. Si van a comprar la olla no necesita candela. Compremos la olla. Voy a comerme estos plátanos que están aquí, ya están es desasidos, porque yo los metí hace rato que estaba hirviendo, ahora ustedes esperen y le echan a la olla y verán. Llegó lo que él había cocinado pen, pen, pen se lo comió. Denle ustedes y échelen ahí y verán que no demoran. Ahora ha llegado esa gente pelaron esos plátanos los echaron a esa olla y se han puesto. Hervé ollita, hervé ahora que vos no sos paradoja, que vos no sos pa’ mañana. Relinchá, relinchadora. Y ventée, y ventée. Esta no hierve. Hervé ollita, hervé ahora que vos no sos paradoja, que vos no sos pa’ mañana. Relinchá, relinchadora. Así le dieron todo el día, los cogió la noche. Hervé ollita, hervé ahora que vos no sos paradoja, que vos no sos pa’ mañana. Relinchá, relinchadora.
Los plátanos ya calientes, el agua a calor del sol, esos plátanos están malos, perdió la plata, cogió plata su olla ese señor y se jue. Más pa’ llá se hizo al borde de otro camino. Cogió, ensució (defecó), cogió y la tapó con un sombrero. Se me sale, se me sale mi gallina de los huevos de oro se me sale, se me sale mi huevo de oro, se me sale, se me sale mi gallina de los huevos de oro, se me sale mi gallina de los huevos de oro, bueno huevos de oro. Aaaaay, hermano, esto que está aquí es una gallina que tengo aquí tapada y lo que pone es puro oro. Se me sale, se me sale mi gallina de los huevos de oro, se me sale. ¿Ustedes van a comprá la gallina? Vamos a comprá la gallina porque llevamos dos ventajas, la gallina es oro y lo que pone es oro. Se me sale, se me sale. La compraron. Ahora no la vayan a destapar porque si la destapan, ella se va con yo, tienen que esperar tres horas pa’ poderla destapar, y esa gente ahí. ¡Ay! Tienen que decirle, así como yo le digo, se me sale, se me sale mi gallina de los huevos de oro, se me sale, se me sale mi gallina de los huevos de oro. Cansado de tanto estar hablando, se me sale, se me sale mi gallina de los huevos de oro. Cuando ya eran las tres, porque él se jue a las doce: ya lo podemos abrir y cuando van destapando un cerro de ñoña (excremento), que él le había puesto. ¡Aaaaaaay!
El tipo ya iba lejos y el hombre con esa plata del palo de plata, de la olla y de la gallina de los huevos de oro montó un palacio y los otros se quedaron esclavos, porque la platica que tenían era pa’ comprar palo de plata, pa’ comprar olla y pa’ comprar gallina de oro y nunca vieron ni plata, ni olla, ni gallina de oro y así se acabó.
Código: CLTC 579N
Año de recolección: 2010
Departamento: Cauca
Municipio: Guapi
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante: Rito Erasmo Cuero
Edad informante: 75
Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González
Fuente: Libro
Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana
Año de publicación: 2010
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