Se trata de una mujé que no quería que su hijo consiguiera ninguna clase de pareja, quería el hijo pa’ ella, por eso lo encantó y lo convirtió en un pájaro. Una vez salió un pescador a la mar, era el sustento de él con su familia, eran las cinco de la tarde y no había pescado nada. Dios mío, con qué voy a alimentar mañana a mi familia, si no he cogido nada para llevarles. Cogía un pescado bien pequeño. Y este pescado tan pequeñito, yo mejor te tiro a tu agua pescadito, qué voy a hacer contigo, mejor vete al agua. Le contesta el pescado: no me botés, si tú me prometes traerme la prenda que siempre va a recibirte te prometo llenarte la canoa de pescado.
Siempre quien recibía al señor era la perra. Al otro día llegó con su canoa cargada de pescado y precisamente no bajó la perra, bajó su única hija, tan pronto la vio se puso a llorar muy desconsolado, pero no le dijo nada y tampoco a la esposa. No comió, la mujé toda intranquila le dijo: ¿qué te pasa esposo, qué tienes Juan? ¿Por qué no me cuentas qué te acongoja? No, mujé, tranquila, no tengo nada. ¿Papi qué te pasa? Papá, yo nunca te había visto así. ¡Hoy creo que tienes algo! ¿Tienes una mala racha? No mija, no tengo nada, tranquila.
Al otro día tenía que irse de madrugada para salir a pescar. Le dijo a la hija que se levantara porque lo iba a acompañar a la mar, la mujé le dice: ¿a la mar? Pero de cuándo acá tú llevas a nuestra hija a pescar. Uuuuuuh, hoy voy a ir con mi hija. Se jue con su hija, en media mar estaba, cuando vio que salió un tronco de palo del fondo del mar, ahí tenía que colocar a la niña. Tenía catorce años, con dolor de su alma cogió la niña, la sentó en el tronco de palo porque era un compromiso. A lo que montó la niña en el palo, ella se puso a llorar y él también, y el palo dio la vuelta y se jue al fondo del mar.
La niña se incontró en un palacio, todo lo que pedía estaba ahí: comida, ropa. Cuando estaba durmiendo sentía un bulto al lado, siempre tocaba el bulto, pero no más era el bulto. Le dice al otro día, la buena vieja: ¿vo qué hacés aquí? Vo no tenías nada que venir a buscar aquí en mi casa, porque este palacio no es tuyo, vo tenías que irte a comer plátano acedo, arroz sancochado, todo lo que esté acedo, porque vo no tenés nada que venir a hacer aquí. No señora, yo estoy aquí porque a mí me trajieron. Esa noche durmió la muchacha de nuevo y siempre ella sentía el bulto al lado.
Le dice al otro día la buena vieja: te voy a dar este cabito de vela, pa’ que vo cuando sintás ese bulto al lado, prendás la vela y alumbrés qué es lo que está ahí a tu lado. La muchacha, como era obediente, prendió la vela y se quedó embelesada: miró en el ombligo del hombre todas las ciudades de este mundo, embelesada ella mirando. En eso cayó una gota de vela al tronco y dijo: húuuuuuu, un quejido muy profundo. Y dice: estaba para desencantarme, pero la gota de vela me ha vuelto a mandar a lo más profundo del encanto. Al otro día la muchacha amaneció tirada en un desierto, se desapareció el castillo, todo, cuando pran la vieja: así te quería ver, vos creíste que eso era tuyo, eso no era para siempre, te dije que desocuparas la mansión. Le dijo: si no te querés morir de hambre, tenés que molerme estos tres bultos de maíz, hacer mazamorra y envuelto. Cuando vuelva tiene que estar todo listo. Se cogió esa muchacha a llorar: ay Dios mío yo cómo voy a moler todo este maíz, yo nunca he molido maíz, yo nunca he hecho un envuelto. Dios mío, qué voy a hacer. Cuando oyó una voz del aire que le dijo: niña, ¿por qué llorás? Porque la buena vieja me ha dicho que si no muelo todo este maíz y hago todos los envueltos y la mazamorra, pena de mi vida. Tranquila, vete a acostar que cuando llegue todo eso estará molido. Así jue, cuando llegó la vieja estaban todos los envueltos calientes, la olla de mazamorra y el resto de maíz quebrado. ¡Ay, vo hiciste eso! ¡Noooo, de mí no te vas a burlar!
Ahora te voy a poner una prueba más dura y si no me la hacés, pena de tu vida. Al otro día le dijo: ahora tenés que ir con esta cernidora a secarme ese río. ¿A secarle el río, buena vieja? A secarme el río y si no, pena de tu vida. Se jue la vieja, se jue la muchacha con la cernidora: ay Dios mío. ¿Cómo voy a secar el río y con una cernidora? ¿Este río a secarlo con una cernidora? Llora y llora, cuando ran, oyó una voz en el aire: niña, ¿por qué llorás? Porque la buena vieja me ha dicho que tengo que secar el río y si no lo seco, pena de mi vida. Tranquila niña, vete a acostar que ahora mismo está el río seco. Así que cuando juuuuuuuuum se secó el río. Aparecieron caimanes. Todas las fieras, cuando la vieja se asomó, se la iban a comer. No, no, no, no, ahora mismo hundilo, hundilo, hundilo, que me come, me come, me come. Ran hundió el río de nuevo. Vo tenés que seguir con lo que te tengo que decir que hagás, y si no lo hacés, pena de tu vida.
Al otro día, que juera al monte a cortarle leña para tres meses. ¡Dios mío! ¿Cómo voy a cortar leña pa’ tres meses? Se jue al monte, cuando en el aire oyó una voz que le dice: niña, ¿por qué llorás? Porque la buena vieja me ha dicho que si no corto leña pa’ tres meses, me mata. Vete a tu casa niña, que ahora está esa leña ahí. Estaba la vieja dormida cuando oyó jue pruun, se hundió la casa de la leña. Huy qué pasó que me va a tumbar la casa. Tenga cuidado, ¿y vo de dónde sacaste toda esa leña? Esto no se acaba aquí, ahora mismo vas a ver.
Al otro día le dijo: vas al monte y me buscás todas las plumas de todos los pájaros del mundo, especialmente del pájaro azul y si no me la traés, pena de tu vida. ¡Ay, Dios mío! Yo ni siquiera conozco el pájaro azul. ¿Usted lo conoce, buena vieja? Cómo no lo voy a conocer, si no lo conociera no te estaba mandando a traer, y me lo tenés que traer aquí. Así que esa muchacha se jue al monte llorando. Dios mío, yo no conozco todos esos pájaros. ¿Qué voy a hacer? Cuando oyó una voz que le dice desde el cogollo de un árbol: niña, ¿por qué llorás? La buena vieja me dijo que si no llevaba todas las plumas de los pájaros del mundo, especialmente la del pájaro azul, pena de mi vida. Tranquila niña, abrí tu falda y colocá tu sombrero que ahora mismo caen todas las plumas que vos querás. Cayeron todas las plumas, especialmente las del pájaro azul, jueron las que más cayeron.
Llegó la niña donde la vieja. Aaaaaaaay, yo sí no hubiera sido capaz de traer las plumas del pájaro azul y vo la trajiste; no, pero esto no se acaba aquí, vo ahora tenés que seguir con tu trabajo porque si no vas a ver, le dijo. Vas a dejarme esta batea llena de carne donde mi hermana, allá en el otro pueblo, y si no la dejás, te morís. Se jue la niña, cuando iba a montarse al puente oyó una voz que le dice: sigue nube, mirá el puente, está sucio lavalo; incontrás tres perros bien chandosos, bañalos y curalos; incontrás a un viejito leproso, aquí está el jabón, la cura pa’ que lo bañés y lo curés, no vayás a fallar.
Se jue la niña, lavó el puente lo dejó bien amarrillo; lavó los perros y los curó bien curaditos; se encontró con el viejito, lo bañó, lo curó, le dio de comer; siguió por su camino, entregó la batea de carne donde la otra vieja en el otro pueblo y se regresó. Cuando llegó donde la vieja ella dijo: vo llegaste, no, esto sí ya no es conmigo, voy a matarme con una piedra, porque vo llegaste, vo no podías volver aquí, infeliz. Vo tenías que haberte quedado con mi hermana, mi hermana te iba a comer a vos, vos te vas de aquí desgraciada o si no, yo me mato ahora mismo.
Cuando ruan, apareció el hombre, el príncipe más hermoso de la faz de la tierra, era el hijo de la vieja, que lo tenía encantado porque ella se había enamorado de su propio hijo y no quería que nadie se fijara en él, y le dijo: no madre tú tendrás que morirte matándote tú misma, pero esta muchacha será mi esposa. Hasta hoy están felices porque se casaron.
Código: CLTC 536N
Año de recolección: 2010
Departamento: Cauca
Municipio: Guapi
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante: Faustina Orobio Solís
Edad informante: 70
Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González
Fuente: Libro
Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana
Año de publicación: 2010
No comment yet, add your voice below!