Un día en que Tigre estaba de cacería por el cerro de Tribugá, se encontró con Conejo tan de manos a boca (de pronto, intempestivamente) que éste no pudo correr, y el tío puso preso al sobrino. Entonces Conejo suplicó:
-Si me suelta, le pago un novillo gordo que tengo amarrado en el pasto que se ve allá arriba. ¿Qué va a hacer con mi esqueleto? No tengo una onza de fuerza ni de manteca por la viruela castellana que acaba de pasar. Fíjese cómo estoy todo saratano (granos en la piel) por la maldita enfermedad. Mire aquí, y cuénteme las costillas, hará más con el novillo que conmigo. ¡Qué rico es el tuétano de la vaca con plátano maduro! ¡Qué buenas son las gelatinas que se sacan de las patas del toro! ¡Y la fuerza que da el consomé de güesos! ¡Si el ojo de vaca le sienta bien, dado que está envejeciendo! ¡Verá mejor y podrá hacer cosas mejores con sus ojos que engulléndose a un atembao como yo!
Tigre lo soltó, y Conejo dijo:
-Ahora, tío, quédese aquí al pie de este árbol mientras yo subo a arrearle el animal.
Cuando estuvo en la montaña, Conejo gritó:-¡Tíooo! ¡Tíooo! ¡Cierre los ojos y abra las piernas, y agárrelooo! ¡Allá vaaa!
Así lo hizo el Tigre. Conejo movió una piedra grandísima que contenía el cerro, la cual cayó sobre Tigre, aplastándolo. Y cantando, cantando, se fue acabando.
Código: CLTC 388N
Año de recolección: 1955
Departamento: Chocó
Municipio:
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante:
Edad informante:
Recolector: Rogerio Velásquez M.
Fuente: Artículo de revista
Título de la publicación: Cuentos de la raza negra
Año de publicación: 1959
No comment yet, add your voice below!