Este era un rey que había en una ciurá. Llamarse Juan, era pobre, no tenía nada, nada, nada. Se apareció un gatico y dice: don Juan, vámonos al río, lo voy a bañar bien bañado —porque él vivía revolcadito en la ceniza—. Lo bañó. Le dijo: vamos a salir a la ciurá a dar una vuelta. Jue llegando cuando una multitud de gente; donde iba don Juan, iba ese gatico: todo esto que estamos recorriendo es de don Juan de la llave dorada. ¿Aaaaay de don Juan de la llave dorada?, decía la gente.
Caminaron toda la ciurá y el gatico había hecho esa ciurá sin el señor darse cuenta, y como era tan pobre le iba a dar esa ciurá. Cual primero, ¿esto de quién es? Contestaba el gatico: esto es de don Juan de la llave dorada. Se iba a las pocitas de agua y paaaan le daba a la gente con la colita: ¿ese gatico por qué me ensucia? Esto es de don Juan de la llave dorada. Cuando llegaron al sitio, hicieron un festín. ¿De quién es esto? De don Juan de la llave dorada. ¿Esto de quién es? De don Juan de la llave dorada. ¿Esto? De don Juan de la llave dorada. Pero don Juan de la llave dorada era pobre. Tiene un palacio, una ciurá, ¿por qué esta ciurá es toda de don Juan de la llave dorada? Sí, toda esta ciurá es de don Juan de la llave dorada.
Siguieron de allá pa’ cá, así se echaron un mes recorriendo esa ciurá, era grande y todo era de don Juan de la llave dorada. El gatico dijo: don Juan, quiero, que hagamos una cosa, yo quiero que usted se ponga a administrar su ciurá, va a elegir los que van a quedar en una parte, en otra, en otra, en otra.
Se jueron a un río. El gatico: don Juan, yo quiero que de aquí nos pasemos allá. Y, ¿nosotros cómo vamos a pasar, de este lado al lado de allá? No, usted no tiene nada que hacer, móntese encima de mi espinazo. Llegó pe, pe, pe, pasaron. ¿Esto de quién es? De don Juan de la llave dorada. La gente por aquí por más acá, y cuando llegaron, estaba la multitud de gente. Y, ¿esto de quién es? De don Juan de la llave dorada. Y, ¿esta ciurá por qué? Ya pasamos una ciurá, la otra ciurá.
Un buen día el gatico le dijo: don Juan yo quiero que usted busque una reina para que contraiga matrimonio. Le contestó don Juan: ¿cómo yo hago? No hay problema, el mismo gatico le buscó la novia, le dijo: don Juan yo quiero que usted traiga a su mamá con su papá, no ve que ya no son pobres, ya consiguió, tiene dos ciudades, la una pa’ su mamá con su papá y la otra pa’ usted. Gatico, vaya tráigalos.
Se jue el gatico, ahí mismo llegó el papá con la mamá. ¿Qué quiere usted don Juan de la llave dorada? Le dijo el gatico: cuando contraiga matrimonio, ¿cuántos días se van? Yo le digo gatico, lo que usted haga está bien pa’ mí porque usted es el dueño de su fiesta. El matrimonio jue preparado pa’ un mes, y eso jue una fiesta. La gente bailó quince días y quince noches, y era dele po’ aquí, dele po’ acá. Dijo don Juan: pues mi papá con mi mamá se van a la otra ciurá, y yo me quedo en esta ciurá con mi mujé. ¡Que viva el gatico! Pero todavía falta más tiempo pa’ yo poderme ir y desplazarme de la junta suya.
Dijo el gatico: estoy cansado. No, aquí no hay cansancio pa’ ninguno. Vamos a recorrer la otra ciurá, porque las ciudades suyas son tres: la de su mamá con su papá, la suya, y la que usted tiene que vivir solamente manteniéndose de arriendo. Se jueron, recorrieron la última ciurá. ¿Esto de quién es? De don Juan de la llave de oro. Echaron quince días recorriendo la ciurá, y regresaron. Le dijo el gatico: hasta aquí es lo último conmigo, yo ya no voy a existir más, yo no soy gato, yo soy el ángel de la guarda suya. Como lo vi a usted cómo estaba, Jesucristo me mandó a hacer esto porque estaba muy pobre. Jesucristo me mandó a que viniera a colaborar.
Esto no lo hice yo, nuestro Señor Jesucristo le hizo estas tres ciudades y me mandó en forma de un gato, usted vivía revolcado en la ceniza. ¿No ve cómo está bien arreglado? Por aquí me voy yo, y cuando don Juan de la llave de oro había vido que el gatico le hizo así. ¡Ay gatico, no te vas, no! Yo tengo que irme porque hoy es mi plazo cumplido, y ese señor lloró quince días y quince noches porque se le desapareció el gatico de la junta de él en esos días. Él no comía, solamente llorando. Acabando, acabando, se acabó mi cuento.
Código: CLTC 577N
Año de recolección: 2010
Departamento: Cauca
Municipio: Guapi
Tipo de obra narrativa: Cuento
Informante: María Caicedo
Edad informante: 67
Recolector: Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González y Carolina Revelo González
Fuente: Libro
Título de la publicación: Cuentos para dormir a Isabela. Tradición oral afropacífica colombiana
Año de publicación: 2010
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