Otra vez, solito, por ahí a la una de la mañana, me tocaba pasar por una huecada feísima, más abajo de Yacuanquer, que llamaban los Encinos. Había allí una quebrada, y al filo del camino una gran posetota, para dar agua a los animales. Y yo que llego, bien fajado mi peinilla, y de pronto se me presenta un chumbo grandísimo, a no dejarme pasar. Si yo quería hacerlo por un lado, el chumbo allí; si trataba por otro, el chumbo allí: los aletazos que daba sacaban candela en el suelo. Yo le tiraba con la peinilla y el chumbo como si nada; la peinilla me rebotaba como al darle a una llanta; entonces me regresé y el chumbo seguía atrás dando aletazos hasta que llegué a un plan y desapareció. Por curioso volví a pasar por el mismo lugar y allí en la acequia estaba otra vez impidiéndome el paso. Me acordé de mi rosario y del escapulario, que nunca me faltaba; los amarré en la peinilla y la levanté para atacar al animal de un peinillazo, y, al hacerlo el chumbo desapareció. Al fin pude pasar, tenía que caminar como medio kilómetro, lo hice; cumplí con lo que tenía que hacer y regresé. A la vuelta creí que me volvería a salir, pero no lo hizo. Todos cuentan haber visto este animal pero nadie dice que los hubiera atajado; seguramente allí hay un entierro.

 

Código: CLTC 607N

Año de recolección: 1985

Departamento: Nariño

Municipio: Yacuanquer

Tipo de obra narrativa: Cuento

Informante: 

Edad informante:

Recolector: Julio Ernesto Salas Viteri

Fuente: Libro

Título de la publicación: Cuento popular andino. Colombia

Año de publicación: 1985

 

 

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