A un campo muy remoto llegaron tres sabios con el ánimo de estudiar la naturaleza para descubrirle sus secretos y sus riquezas. Estuvieron varios días metidos en unas montañas y, cuando se cansaron, regresaron hacia la población vecina. Pero les cogió la noche y resolvieron pedir posada en la primera casa que encontraron. Llegaron a un ranchito muy pobre y a la dueña, que era una campesina viejita, le pidieron la posada. Ella les dijo que les daría algo de comer como una sopa y huevos, pero que posada no la había porque no tenía sino una pieza que era donde ella tenía su cama, y no había más que el corredor, que estaba ocupado con las semillas para sembrarlas.

Entonces los sabios le dijeron que les permitiera quedarse en el patio pues traían chinchorros y, como había árboles, allí podían guindar (atar en alto la hamaca o el chinchorro para descansar).

—Lo malo es que esta noche va a llover y se mojan a la interperie, dijo la viejita.

—¿Qué va a llover? contestaron los sabios. No señora, nosotros somos astrónomos y en la predicción del tiempo, según nuestra ciencia, resulta que no lloverá

—Ahí lo verán, pero me da mucha pena que se mojen.

Los sabios guindaron, le desearon las buenas noches a la viejita y se acostaron entre sus chinchorros porque estaban muy cansados. Como a las tres de la mañana se desgajó un chubasco que empapó a los sabios, que muy confundidos tuvieron que soportar el aguacero. Apenas amaneció, soltaron sus chincorros y cogieron camino sin despedirse de la viejita, algo apenados por sus predicciones.

Cuando ya habían andado un buen trecho de camino, uno de ellos les dijo a los otros dos:

—Bueno, no nos despedimos de la viejita, ni le dimos las gracias y eso está mal. Pero lo peor es que no supimos cómo conoció ella que iba a llover y es bueno saberlo.

Entonces se devolvieron y le preguntaron por qué había sabido que en esa noche iba a llover.

Y ella les respondió:

—Eso es muy sencillo de saberlo. ¿Ven sus mercedes ese burrito que está amarrado al palo? Pues cuando el burro agacha las orejas y se mete al corredor, es fijo el aguacero. Y anoche lo hizo.

Y los sabios se fueron todos agachados sin decir palabra.

 

Código: CLTC 586N

Año de recolección: 1980

Departamento: Cundinamarca

Municipio: Fómeque

Tipo de obra narrativa: Cuento

Informante: 

Edad informante:

Recolector: José Antonio León Rey

Fuente: Libro

Título de la publicación: Cuento popular andino

Año de publicación: 1985

 

 

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