Como bien lo sabemos todos por aquí los que ya tenemos de siete años para arriba ya sabemos que en ese tiempo siempre se encontraba o se hablaba del demonio, entonces había un hombre que era muy enamorado, y yo recuerdo tanto que acá en este sitio, había una casa grande de bahareque, y era una tienda y en la tienda se vendía era guarapo, y en cada tienda siempre llegaban los músicos y entonces había un muchacho que llegó y se puso a tomar y era muy enamorado de todas las muchachas y resulta que salió de acá, como con ese pensamiento de que se iba a encontrar a una novia, a una muchacha, y salió a medianoche de aquí para allá y aquí en la esquinita donde hay una piedra había una mata de espino, entonces salió el muchacho con el mal pensamiento o no sé, y entonces se encontró con una señorita con unas enaguas rojas y con unas enaguas blancas más largas, así toda elegante y todo eso, y le habló y le dijo: “Hola, don Virgilio, qué más”.
Y bueno se enamoró de él y el muchacho también se enamoró de ella, y se pusieron a hablar y se fueron ahí para abajo, y abajo donde llamamos la Esquina de los Malagones, el muchacho pues como todo católico, sea enamorado o sea como sea, siempre llevaba su camándula en el cuello. Entonces la señorita le dice: “Uy, mire don Virgilio, yo lo quisiera más y más pero si se quita esas pepas del cuello”, bueno el muchacho como estaba enamorado de la muchacha pues se quitó las pepitas o sea el rosario que llevaba en el cuello, se los quitó y las botó e inmediatamente la señorita fue y lo agarró y lo arrastró por allá en una loma, por allá frente a donde asisto yo por allá ezque fue y lo llevó y en una roca lo enredó y el diablo dicen quizque gruñe muy feo, no lo he oído, y entonces había unas viejitas bien al fondo, abajo, las llamaban las rezanderas, rezaban mucho el rosario, cantaban mucho al santo, entonces cuando escucharon el gruñido del diablo salieron unas dos viejitas y dijeron: “Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal. Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal, libra a ese señor, libra a ese señor”, y ya como eran las cinco de la mañana pues ya salió el sol y el diablo escuchó todo eso entonces se desapareció. Ya entonces cuando los vecinos escucharon todo eso, salieron a mirar, salieron arriba a la loma y al señor, don tal Virgilio lo habían arrumado a una mata de choco que tiene cualquier cantidad de espinas bien gruesas y muy delicadas, ahí lo tenía enredado y lo favorecieron las viejitas que cantaban el santo.
Código: CLTC 483N
Año de recolección: 2018
Departamento: Boyacá
Municipio: Ventaquemada
Tipo de obra narrativa: Leyenda
Informante: Rosalía Porras de García
Edad informante: 80
Recolector: Adrián Freja
Fuente: Trabajo de campo sin publicar
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